domingo, 11 de marzo de 2007

anduve

Veiase en fonemas, una luz que me alumbraba.
Veiase en el Oriente. Despertar el padre sol.
Veiase aquel día. Mi alma iluminada.
Por su nombre, por tu brisa.
Por mí amada inspiración.

Anduve por los prados. Con sonrisas en mi cara.
Anduve idiotizado. Por la forma de su voz.

Anduve, anduve, anduve. Vigilante en tu voz.
Sin darme cuenta tiempo. Que la noche prospero.
Por sus besos por su boca. Mi más grande ilusión.

Que en sus voces halle asilo del dolor interminable.
y el tiempo fue prodigio. Hasta el día del adiós.

Veiase en alto, aquella luz que me guiaba.
Sin darme cuenta a tiempo. Del abismo que forjo.
Con su voz y su mirada. Entre el odio y el amor.

Anduve por los prados con la vista en su mirada.
Y de un momento a otro. Lo bellos se nublo.
Cayó lluvia en mis ojos. Con ventiscas de suspiros.
Callo nieve en mi prado. Y la rosa pereció.

Hay es cuando me di cuenta que la vista era un fantasma.
Hay es cuando me di cuanta, que no era luz del sol.

Y siempre en tinieblas, con la vista ensegesida.
Y de ilusiones y fantasmas. Mi amor se aferro.

Hoy por eso guardo el nombre, de mi amada en el alma.
Porque anduve por los cielos, el infierno y en su amor.

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